Amtoudi es un pueblo berberisco donde viven unas trescientas personas. Además del palmeral y el cañón, el interés de una visita reside en la presencia de tres tipos de Agadir, desvánes verdaderos ciudadelas, donde las familias de campesinos conservaban en otro tiempo los cereales, los productos alimenticios y los tesoros contra los ataques de los clanes opuestos.
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Amtoudi es un pueblo a la belleza serena y reconfortante, donde la tranquilidad se respira, donde la historia se escribe sobre piedra y se transforma en arte, y donde el paisaje combina la rudeza de la roca desnuda con la calidez y frondosidad de los palmerales, un lugar donde encontar un hospedaje sencillo y acogedor.
Amtoudi con sus fantásticos agadires, hará retroceder en el tiempo, se trata sin duda, de una de las zonas más bellas de Marruecos y la más impresionante del Anti-Atlas.
Un "agadir" era un desvan colectivo que servía para almacenar las cosechas de cereales y preservaba los bienes contra las agresiones eventuales. Durante siglos ha servido de refugio de los aldeanos y sus bienes en caso de ataque de otras tribus, estando dotada de múltiples estancias para alojar a las familias. Los bienes de la comunidad estaban almacenados en un espacio previsto al piso bajo. El agadir de Amtoudi data del siglo 12 y ha sido utilizado hasta 1956.
Amtoudi es un pueblo berberisco tradicional y es uno de los pueblos más bellos del antiatlas con su Kasbah, su Agadir, sus grabados rupestres que representan animales diversos y el decorado de sus montañas y de sus jardines a la vez graciosos y naturales. Un oued hunde entre las palmeras, las higueras y los almendros, en medio de este valle que, por lugar se estrecha para pasar entre dos murallas de 200 metros de altura altas y impresionante.
Pero no todo es piedra e historia en Amtoudi. El agua también es un elemento determinante, y el factor primordial del que emana la riqueza del valle. Cañón arriba, diversas surgencias crean un panorama idílico de estrechas y profundas pozas de aguas cristalinas, comunicadas entre si por pequeñas cascadas y toboganes angostos de apenas una decena de metros, y el susurro del agua es constante en el fondo del estrecho cañón.
Amtoudi es uno de esos lugares en los que, aún sin haberte ido, ya estás deseando volver. |
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